Olivia y sus secuaces son los protagonistas de Scandal. Si me habéis leído anteriormente sabreis que me encanta tragarme las series casi del tirón. Pues esta no iba a ser menos. He de confesar que sólo necesité 5 minutos de conversaciones entre Harrison y Quinn para engancharme y saber que esta serie me iba a gustar. Y en poco tiempo ya voy por la mitad de la tercera temporada, a ritmo de lo que se emite aquí en España. Ahora tengo un mono tremendo... Entre ésta y la quinta de The good Wife, me van a matar de tanto esperar, suerte que por lo menos están dando dos capítulos semanales a ver si cogemos el ritmo rápido y podemos ver las nuevas temporadas que se están emitiendo ya en Estados Unidos.
Y si a parte de irte bien en los negocios te fuera también bien tu vida romática, ya sería la hostia, no? Una vida perfecta. En este caso no es tan sencillo, la pobre vive una relación con un hombre un "poquito" complicado, un hombre casado, uno de los hombres más importantes del mundo, nada más y nada menos, que el Presidente de los Estados Unidos, Fitzgerald Grant. La relación entre ellos es un-quiero-pero-no-deberíamos-pero-no-puedo-resistirme y así todo el tiempo. La única manera que tendrían de estar juntos es que él no fuera Presidente y se pudiera divorciar, porque ¿cómo se va a divorciar el Presidente? Si veis la serie os habréis dado cuenta de que él estaría dispuesto a dejarlo todo por estar con ella, no se cuantas veces lo ha dicho o lo ha demostrado, pero nunca llega a pasar por culpa de la gente que tiene alrededor, manipuladores como Cyrus Beene, su jefe de gabinete, como Mellie, su mujer o como la misma Olivia que, en la mayoría de casos, no quiere convertirse en la razón de su abandono de la Presidencia.
Y más tarde aparece él...
Él es el capitán Jake Ballard (Scott Foley) |
Los gladiadores son efectivos y muy profesionales, consiguen lo que se proponen, desde Harrison que ahora que ya no está Stephen se ha convertido en una especie de número 2 para Olivia, hasta Abby, la pelirroja que nunca se muerde la lengua, Huck, el hacker que en su anterior vida se dedicaba a algo mucho más siniestro y Quinn, la última en llegar y que aprendiendo con Huck se le están pegando cosas que una chica mona de pueblo no debería de vivir nunca en la vida.
Pero la que realmente dirige y mueve el cotarro es Olivia. Shondra Rhimes, su creadora, por fin ha conseguido poner a una afroamericana como protagonista principal en una de sus series y además ajustar su papel a los tiempos que corren, pintarla como una mujer de éxito y luchadora, como muchas otras que existen en la vida real. Hace unos años habría sido impensable, el protagonista habría sido un hombre y la serie habría sido como muchas otras, pero Shondra y Kerry Washigton (la actriz que interpreta a Olivia Pope) han conseguido reflejar el tipo de mujer que todas podemos o queremos llegar a ser.
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